jueves, 8 de marzo de 2012

REHABILITACIÓN POST-QUIRÚRGICA

En el conjunto de las dolencias de la espalda, la cirugía está indicada en menos del 1% de los casos. 
Existen diversas causas por las que se puede sentir dolor tras una operación. Las más frecuentes son la inestabilidad vertebral, el rechazo al material que se implanta, la pérdida de masa muscular, la fibrosis postquirúrgica y la discitis. 

La mayoría de los casos en los que la cirugía no obtiene los resultados deseados se debe a que la intervención quirúrgica no estaba realmente indicadaEl principal riesgo es que la operación no obtenga resultados satisfactorios. Numerosos estudios señalan que la principal causa de fracaso quirúrgico es recomendar la cirugía cuando no está estrictamente indicada, y que cuanto más rigurosa es la selección de los pacientes mejores son los resultados. Por eso, es fundamental asegurarse de que todos los pacientes que van a ser operados cumplen realmente los criterios que lo aconsejan. 

Sin embargo, incluso cuando se utilizan correctamente las técnicas más adecuadas y la cirugía es realmente necesaria, el dolor puede persistir o reaparecer después de la operación.


Después de la operación es importante cuidar la espalda:


1.-Hacer ejercicio:

El ejercicio permite mejorar la potencia, resistencia, coordinación y flexibilidad de la musculatura implicada en el funcionamiento de la espalda, lo cual es especialmente importante entre quienes han sido operados, pues suelen perder forma muscular -bien debido a la propia intervención, bien por el reposo en cama, o bien como consecuencia del dolor sufrido antes de ser operados-.

2.-Mantenerse físicamente activo:

El sedentarismo aumenta el riesgo de padecer dolor de espalda, y el reposo en cama incrementa el riesgo de que dicho dolor se prolongue. Por eso, tan pronto como el cirujano de el alta es importante que el paciente operado reanude progresivamente sus actividades habituales, evite el reposo en cama y se mantenga tan activo como le sea posible.

3.-Cumplir las normas de higiene postural.


4.-Adoptar una actitud mental sana:

Los síntomas duran menos y es menos probable que reaparezcan entre quienes mantienen una actitud mental sana y se enfrentan al dolor. Asumir que el dolor es provocado por un mal funcionamiento de la musculatura y no como resultado de lesión.
Seguir en activo, realizando nuestras labores cotidianas y evitando solamente aquéllas que el dolor impide específicamente hacer.
Confiar en que el dolor tiende a mejorar con el tiempo.
No tomar medicamentos, o hacerlo sólo de modo excepcional si aparecen crisis.

5.-Seguir los consejos de salud general:

La espalda forma parte del conjunto del organismo, de modo que los consejos para alcanzar una vida saludable contribuyen indirectamente a que la salud de la espalda mejore.




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